¿Cómo comenzó el negocio familiar del Grupo Fragal?
“Mi padre comenzó el negocio con la gasolinera y poco después se le sumó mi madre con una pequeña cafetería con servicio de comidas caseras dirigidas a los trabajadores de la época”.
“Desde un principio fue un negocio familiar, con la participación de los hermanos de mi madre aprovechando el auge del turismo en esta zona a finales de los setenta y que originó la existencia de numerosas obras, cuyos obreros buscaban un lugar donde les pudiesen dar de comer”.
“Con el paso del tiempo los distintos socios que componían la sociedad se fueron marchando hasta que se quedaron tan solo mis padres, por lo que nosotros siendo adolescentes tuvimos que venir a echarles una mano para mantener el negocio familiar”.
Su decisión de tomar el testigo de manos de sus padres en la gestión del negocio ¿se debió tan solo a mantener la tradición familiar o fue también por vocación?
“Siempre nos pareció un buen negocio, con perspectivas de seguir creciendo y poco a poco nos vimos metidos en él viendo la rentabilidad que podía tener y las opciones que teníamos de poder seguir mejorándolo”.
“Posteriormente cambiamos a Cepsa y hemos evolucionado durante todos estos años con otras compañías, mejorando cada vez más nuestras condiciones para poder ser más competitivos en este mercado”.
¿Cómo se repartieron las funciones entre los tres hermanos?
“Al principio los tres hacíamos un poco de todo y por esa razón tenemos todos nosotros conocimientos sobre los diferentes servicios que ofrecemos”.
“Posteriormente en mi caso me fui involucrando cada vez más en la reforma de la cafetería y con las comidas, apostando por menús sanos, caseros y rebosantes de cariño, por lo que al final me quedé encargada de esa parcela, que es algo que me gusta a pesar de ser un trabajo bastante sacrificado”.
“En el caso de José como él estudió informática se comenzó a dedicar a la gestión de la tienda”.
“Diego está a cargo de todo lo relacionado con los trabajadores y con los recursos financieros”.
¿Cómo se siente esa relación personal con los clientes habituales de la estación?
“Son muchos años los que llevamos aquí trabajando con mucho cariño y dejándonos la piel. Es algo que lógicamente ha dado sus frutos en esa complicidad con nuestros clientes, de los que muchos de ellos desayunan, almuerzan y cenan aquí”.
“Intentamos fidelizar a nuestros clientes con el mejor servicio posible”.
¿Cómo han vivido este último año marcado por la pandemia?
“Ha sido terrible y muy cansado, sin haber podido disfrutar de unas vacaciones por la situación”.